La historia es como sigue. El nuevo trabajo estaba bastante interesante, ya que construíamos máquinas nuevas para la industria alimentaria (cortadoras de carne, de legumbres, mezcladores, etc.). Todos los equipos eran automatizados y la mayoría utilizaban PLC (API en francés), es decir, controladores lógicos programables. Yo era el encargado de hacer los diseños eléctricos de las máquinas, montar los paneles eléctricos, programar los automatismos y hacer las pruebas respectivas sobre las máquinas.
Sin embargo, el miércoles de la semana pasada llegamos todos a trabajar normalmente, pero a eso de las 9 de la mañana el propietario (a quien yo casi no conocía) nos reunió a todos los trabajadores en la cafetería y nos explicó que la fábrica no podía continuar y que él estaba obligado a cerrarla. Nos deseo mucha suerte y luego nos dijo que debíamos recoger nuestras herramientas y marcharnos. Las secretarias comenzaron a llorar y los demás trabajadores se veían bastante afectados también. Fue una sensación bastante fuerte para mí, a pesar de que era quien menos tiempo llevaba en la empresa.
Bien, de regreso a casa decidí iniciar inmediatamente la búsqueda de un nuevo empleo, tratando de aplicar todas esas cosas que siempre le dicen a uno pero que a veces uno no las aplica. Creo que existe cierta necesidad de electromecánicos, porque me empezaron rápidamente a llamar para entrevistas y a eso estuve dedicado esta semana. Al fin, hoy me llamaron para ofrecerme uno de los puestos a los que había postulado y para el cual había hecho ya 3 entrevistas (la primera con la firma reclutadora, la segunda con la jefe de recursos humanos y con el jefe de mantenimiento de la fábrica y la tercera con los otros electromecánicos de la fábrica). La oferta económica era relativamente buena (un poco más de lo que ganaba en el empleo anterior) y la fábrica es relativamente cerca y entonces decidí aceptar, así que comienzo a trabajar en la nueva fábrica el próximo lunes.
Luego les contaré como me va en este nuevo empleo...